Las mujeres como los hombres, a pesar de ser seres humanos iguales de cara a la política y a la sociedad, sanitariamente no lo son. Y es que ya se sabe que cada uno de los colectivos tiene sus propios problemas de salud, diferentes del otro. Esto es obvio, pero el problema llega cuando los gobiernos ofrecen una misma atención sanitaria a los dos sexos, como si tuvieran las mismas necesidades.
En los años 70 y 80 se quiso dar una sanidad universal y pública a todo el mundo, pero quizás demasiado igualitaria para todos los colectivos. Es por eso que en los últimos años han aparecido movimientos femeninos de reivindicación de la posición de la mujer en la sanidad. Estos anuncian que a la mujer no se le ofrece un verdadero tratamiento médico, ajustado a sus necesidades como mujer: tanto por el que hace los métodos anticonceptivos, como el embarazo y el posterior parte, o el proceso de la menopausia.
Para conocer más a fondo el tema, contamos con Carme Catalan, de la Xarxa de Dones per la Salut.
Link programa: http://www.ivoox.com/player_ej_4575878_4_1.html?c1=ff0077
¿Se puede hablar de una discriminación a la sanidad por el hecho de ser mujer?
La discriminación en el ámbito sanitario se podría traducir en dos aspectos. Por un lado se encuentra, por ejemplo, la investigación para la producción de nuevos medicamentos, la cual se realiza sobre cuerpos de hombres. Por lo tanto, en ellos están científicamente testados, pero no en los cuerpos de las mujeres, y ya se sabe que no todos los medicamentos tienen los mismos efectos en el cuerpo masculino que en el femenino.
Por otro lado, está la atención sanitaria. Y es que muchas veces cuando la mujer se queja, se le da la culpa a ella: que es un problema suyo, que está deprimida, que no está contenta con la pareja… Por lo tanto, son un tipo de refugios que hacen que no se la dé la suficiente credibilidad ni atención, y esto está súper comprobado. Las mujeres están continuamente tomando medicamento de atención psicológica en lugar de buscar qué se la causa, tener suficiente resistencia psicológica para ayudarla… porque a veces es un problema social, no psicológico de ella. Pero en lugar de ayudarla en esto, se la deriva a unos medicamentos que no lo ayudan nada en procesos como por ejemplo salir de la violencia de una pareja. Esto es una muy mala práctica por parte de los profesionales.
¿Por lo tanto, que quiere decir dar una perspectiva de género a la sanidad?
A la práctica, los hombres y las mujeres, debido a que se encuentran en lugares sociales y laborales diferentes, tienen también formas de enfermar diferentes. También, los tratamientos a veces no están del todo ajustados a sus necesidades fisiológicas. Entonces, superar este androcentrismo, que antes os comentaba, quiere decir procurar hacer estas políticas ajustadas más a cada uno de los dos géneros. Es decir, los dos sexos son diferentes por tal hay que ver qué soluciones adecuadas hay para cada uno de acuerdo con su manera de ser. Por ejemplo, las mujeres tienen mucho más depresiones exógenas, en cambio los hombres tienen otras enfermedades más de cariz de salud mental. Por lo tanto, esto se tiene que considerar, ver donde es el problema, la causa y la solución.
¿En la actualidad, la sanidad catalana como se podría valorar en este aspecto de dar una buena atención médica hacia las mujeres?
En Cataluña los estudios y encuestas más recientes que se han hecho apuntan que hay bastando información para conocer donde sueño los problemas, las causas, que pasa con las madres solas, qué problemas tienen (sociales, económicos, de enfermedades, los niños que nacen de madres con muchos problemas sociales…). El tema es que se tiene que hacer todo el posible para buscar dar soluciones en todas estas peticiones de las mujeres a la sanidad. El problema es que actualmente se está actuando de una manera muy poco sensible hacia todos estos temas vinculados con el colectivo femenino.
¿Cuáles son las principales áreas de sanidad donde las mujeres consideran que hay más carencias?
Un ejemplo muy importante, y que está donante mucha crítica en la actualidad, es la carencia de respecto a los procesos naturales, como el embarazo, el parto, la lactancia… Por ejemplo, en Cataluña tenemos un porcentaje muy elevado de cesáreas: es un 33%. La OMS (Organización Mundial de la Salud), en cambio, dice que el más adecuado es situarse alrededor del 15%.
Además, curiosamente, donde hay más cesáreas es a la sanidad privada. Así, no se tiene que pensar que la sanidad privada puede dar más calidad, como muchas mujeres se cruzan. Y es que quizás sí que da una atención más individual, pero los recursos médicos, en principio, son los mismos que en la sanidad pública.
En el contexto de las cesáreas, el promedio en sanidad privada es de un 40% y en cambio a sanidad pública de un 28%. Esto no quiere decir que sea mejor la sanidad privada porque es donde más cesáreas se practican, sino que es donde menos se respeta el derecho de la mujer de decidir sobre la planificación de su embarazo. La mujer tiene que decidir si quiere tener el bebé de manera natural o no, en lugar que le provoquen directamente una cesárea, para la cual quizás no se siendo preparada.
Otro aspecto controvertido se la menopausia, un caso de hipermedicalización. Y es que durante muchísimos años, a las mujeres se las ha dado hormonas durante la menopausia porque la puedan traer mejor. Ha habido muchos movimientos en todo el mundo, que aseguran que estos tratamientos no aportan nada de bono a las usuarias y que se tiene que respetar el ciclo natural. Además, un estudio de los Estados Unidos demuestra que muchas de estas mujeres, que tomaban hormonas durante la menopausia, sufrían más problemas cardiovasculares e incluso cánceres, en comparación con las mujeres que no tomaban nada.
Y gracias a este estudio de los Estados Unidos y a varias publicaciones de los medios de comunicación, se consiguió reducir el número de tratamientos de hormonas en mujeres con menopausia.
También, por lo que hace a los métodos anticonceptivos femeninos, hay una cierta discriminación. Puesto que, por ejemplo, la píldora fue probada en países del tercer mundo, de manera precaria, y automáticamente se empezó a comercializar en Occidente. Al principio se pintó como al mejor remedio anticonceptivo para la mujer, pero con el paso del tiempo ya se han ido viendo los efectos negativos de este remedio. Esto, junto a la presión de las asociaciones femeninas de todo el mundo, se ha conseguido impulsar nuevos métodos alternativos, más eficaces y que protegen contra las enfermedades de transmisión sexual.
En todo este contexto, ¿vosotras, la Xarxa de Dones per la Salut, que pedís?
Pedimos una atención más personalizada hacia las mujeres. Pero no sólo hacia ellas, sino hacia cualquier género. Si en la sociedad ya hay movimientos para acabar con las desigualdades entre ambos sexos, no entiendo por qué todavía a sanidad, indirectamente, continúan existiendo. Por lo tanto, hay que paliar estas diferencias entre los hombres y las mujeres para acceder a la sanidad, y que realmente se acabe pronto con esta tendencia. Sobre todo, y más que nada, hay que mejorar el servicio, tanto para nosotras, las mujeres, como para toda la población.
AMB VEU DE DONA | Perquè les dones som protagonistes 